Necesidad de jugar cantidades crecientes de dinero para lograr la excitación deseada.
Está inquieto o irritable cuando intenta interrumpir o detener el juego.
Ha efectuado reiterados esfuerzos no exitosos para controlar, interrumpir o detener el juego.
Está frecuentemente preocupado por el juego de apuestas (Ej.: pensamientos persistentes de revivir experiencias pasadas, planear la próxima sesión, pensar maneras de obtener el dinero para apostar).
Juega frecuentemente cuando se siente con distrés.
Después de perder dinero en el juego, vuelve con frecuencia otro día para intentar recuperarlo.
Miente para ocultar su grado de implicación en el juego.
Ha arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, oportunidades de trabajo y educativas o profesionales debido al juego.
Confía en que los demás le proporcionen el dinero que alivie la desesperada situación financiera causada por el juego.
*La conducta de juego de apuestas no puede ser atribuible a un episodio maníaco.